Soy Macaria García-Quismondo Rodríguez, toledana de 87 años. Empecé con
la dedicación a la pintura hace más de 40 años, a la cual me he ido aficionando
y ahora no puedo vivir sin ella.

Empecé a dibujar en Toledo, cuando tenía 15 años. Fui a la Escuela de Artes y
Oficios, donde se hacía un poco de todo, pero el dibujo artístico fue lo que más
me gustó. Cuando tenía 17 años nos mudamos a Madrid y por circunstancias
familiares tuve que dejar, temporalmente, la pintura.

Con 44 empezaría de nuevo a adentrarme en el mundo artístico. Tras pasar
por una escuela de arte, decidí empezar en un estudio que había en la calle
Lagasca, de la mano de Begoña Izquierdo, quien me enseñó a hacer retrato al
natural y bodegones. Estuve bastantes años aprendiendo de ella.

Más tarde, empiezo a desarrollar las técnicas en el Liceo Español de Cultura,
bajo la dirección de Jamel Ghomari. Con él realicé el que considero mi mejor
cuadro: un bodegón grande realizado con veladuras.

En 1998 nos presentamos en la casa de campo 16 mujeres emprendedoras.
Quedé primera con mis cuadros y me salió una oportunidad de llevar mis
veladuras alrededor del mundo. Me ofrecieron un teléfono, pero nunca llamé.

Decidí cambiar de aires y mi siguiente destino fue el estudio Peña en la Plaza
Mayor. Se dedicaban a enseñar a los chicos de bellas artes. Me acuerdo que el
estudio estaba lleno de estatuas preciosas, y los chicos hacían dibujos divinos.
A las que estábamos allí para aprender, nos ponían primero bodegones, luego
dibujos y muñecos de trapo…. Aprendí de todo. Fue una maravilla.

Después fui al estudio dirigido por Manuel Domingo, donde estuve varios años
aprendiendo la técnica del collage que me encantó.

 

Finalmente seguí por mi cuenta. A los 78 años me compré un pequeño estudio
en Lavapiés y aquí sigo desarrollando mi obra.

©2021 Macaria